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Necesitamos un Banco de Piel: Tragedias como la de San Cristóbal, Salcedo y La Victoria, nos hacen recordar esta necesidad

La explosión que sucedió en San Cristóbal, en agosto de 2023, se suma a las sacudidas que ha recibido el país en menos de un año con siniestros; circunstancias que nos advierten sobre la premura de prepararnos para situaciones inesperadas y desastres que escapan al control de la gestión hospitalaria.

Santo Domingo.- Dos incendios recientes representan un gran desafío para la República Dominicana: las tragedias ocurridas durante el carnaval de Salcedo y en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, que dejaron nueve y 13 muertos, respectivamente, 22 en total.

La explosión que sucedió en San Cristóbal, en agosto de 2023, se suma a las sacudidas que ha recibido el país en menos de un año con siniestros; circunstancias que nos advierten sobre la premura de prepararnos para situaciones inesperadas y desastres que escapan al control de la gestión hospitalaria.

Qué tenemos y qué nos falta

En 1998, el Gobierno dominicano promulgó la Ley 329-98 de Donación y Legado de Órganos y Tejidos para Trasplantes, la cual establece dos estructuras: el Consejo Nacional de Trasplantes (CNT), encargado de diseñar las políticas generales relacionadas con la donación, el trasplante de órganos, tejidos y células a nivel nacional, y el Instituto Nacional de Coordinación de Trasplantes (INCORT). En la actualidad, una comisión en la Cámara de Diputados analiza una resolución presentada por el diputado Sócrates Pérez, quien propone la creación de un Banco Nacional de la Piel y Tejidos. Y es que, el marco legal que data de 1998, es obsoleto. Esta ley, que establece el INCORT, no incluye un banco de piel, y aunque menciona los «tejidos», como órgano, no proporciona una regulación clara.

El INCORT tiene la facultad de recibir donaciones de órganos y tejidos y se encarga, según sus roles, de la gestión local de las donaciones y los trasplantes para responder a las necesidades de los usuarios de todo tipo de trasplantes, incluida la piel como tejido.

Yocasta Lara, directora de centros hospitalarios del Servicio Nacional de Salud (SNS), informó a Panorama sobre la existencia de un banco de piel en la Unidad de Quemados Thelma Rosario del Hospital Regional Arturo Grullón. Este centro, de naturaleza investigativa y establecido en 2017 en colaboración con el Laboratorio de Nanobiología de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), resulta insuficiente para satisfacer las necesidades nacionales en caso de catástrofes, aunque brinda apoyo a otros países de la región.

Este banco de piel trabaja con dos tipos de pieles: piel humana y piel animal tratada mediante la liofilización, un método seguro que garantiza la extracción de piel en cerdos para uso humano. Ante los últimos acontecimientos ocurridos en el país, fue necesaria la extracción de piel de cerdos debido a la demanda de pacientes ingresados. Además, el Gobierno dominicano informó sobre la donación de pieles de países como México, Chile y Colombia para satisfacer la necesidad de respuesta.

El doctor Morales Billini, del INCORT, ha planteado durante 30 años la necesidad de un Banco de Tejidos, siendo ignorado por los gobiernos. Actualmente, tenemos un Banco de Piel no estatal, sin regulación y desconocido incluso para la comunidad médica y algunas autoridades. Mientras tanto, esta política pública de atención queda en manos de una comisión de salud intermitente en la Cámara Legislativa.

Falta que el Gobierno actúe

Si ocurre una o varias tragedias de importancia en territorio dominicano, donde resulten personas con quemaduras de tercer grado, el país no estaría preparado para dar respuesta a los afectados, pues existen pocas unidades de atención a quemados. ¿cuántas hay? unas 11 camas en la Unidad de Quemados del Hospital Ney Arias Lora, 14 camas en la Unidad Thelma Rosario del Hospital Pediátrico Arturo Grullón, en Santiago y el Roberto Reid Cabral, posee una unidad con capacidad reducida y obsoleta con 11 camas. Además, en el Hospital Hugo Mendoza, de atención pediátrica, asiste a adultos y niños en una misma sala de quemados.

Clemente Terrero.

El doctor Clemente Terrero exdirector del Robert Reid Cabral, indicó que desde hace años se necesita mejorar esta unidad, ya que los niños quemados han sido atendidos en salas regulares en casos de desastres.

“En el Robert Read hace falta una unidad de quemados moderna con condiciones apropiadas, la unidad que tenemos no tiene las condiciones mínimas para manejar los casos de quemados, es obsoleta y está en malas condiciones”, explicó Terrero a Panorama.

Actualmente, el país dispone de 36 camas para la asistencia de víctimas con quemaduras. La esperanza de ampliación se reduce a la culminación de la unidad del Hospital Luis Eduardo Aybar, que sumará unas 58 camas. Esto pone de manifiesto la incapacidad actual del sistema de salud dominicano para afrontar estas tragedias. En agosto de 2023, solo en la explosión de una fábrica en San Cristóbal hubo 60 heridos, de los cuales 37 fallecieron.

Chanel Rosa Chupany, exdirector del Servicio Nacional de Salud (SNS), nos informó que la construcción de esta nueva unidad de quemados en el Eduardo Aybar está en fase final. Esta unidad promete ser la más moderna del Caribe e incluirá un banco de piel. Con salas de cuidados intensivos y quirófanos, tendrá capacidad para aproximadamente 22 quemados.

Chanel Rosa Chupany.

El exministro de Salud Daniel Rivera, consciente de la necesidad que tiene el país en este sentido, propone la construcción de 14 nuevas unidades en la zona norte, como parte de su proyecto para convertirse en senador por la provincia de Santiago. Reconoce que solo Santo Domingo y Santiago tienen unidades de quemados y, en el caso de Santiago, solo los niños tienen esperanza de ser atendidos. Cuando ocurre un incidente en el interior, las víctimas deben ser trasladadas a la capital para recibir asistencia médica.

No solo a manos peladas, a veces no hay manos

La falta de personal médico especializado para dar asistencia a quemaduras graves es un desafío importante. El interés en la atención se limita al tipo de quemadura y, lamentablemente, sobre el 60%, las víctimas tienen pocas posibilidades de supervivencia.

Las quemaduras requieren un enfoque multidisciplinario, como señala el doctor Severo Mercedes, director de la Residencia Nacional de Cirugía Plástica y Reconstructiva (RENACIP). La mayoría de las víctimas, una vez estabilizadas, reciben atención en este centro ubicado dentro de las instalaciones del Hospital Salvador B. Gautier. Las instalaciones cuentan con equipos para la extracción o tratamiento de piel para trasplante o injerto.

La atención oportuna y el tipo de quemaduras determinan el futuro de estos niños y jóvenes. Inés Grullón, cardióloga, afirma que la mayoría de los pacientes quemados pueden desarrollar infartos y derrames. Sin embargo, señala la falta de un protocolo de abordaje cardiovascular para pacientes quemados en el país. Durante sus 20 años de ejercicio, no ha conocido médicos especialistas en el abordaje de este tipo de pacientes.

La doctora Ximena Almánzar, especialista en ortopedia y articulaciones, indica que muchos pacientes logran superar los daños de las quemaduras y reconstruir sus vidas. Sin embargo, el tratamiento adecuado requiere personal especializado en el área, una debilidad que Chanel Rosa advierte «no es solo un asunto del Gobierno; el país no cuenta con el personal médico necesario para ello».

Donación de pieles

La política pública más necesaria es la educación en la cultura de donación de órganos y tejidos. Todos los actores del sistema reconocen la falta de donantes como la principal debilidad. Por razones ideológicas y religiosas, además de la ausencia de una política pública en la materia, la piel dominicana se pierde en la tumba.

Severo Mercedes explica que la extracción de piel de un donante cadáver debe realizarse en las primeras 24 horas. La cultura de velación del país no favorece la donación, por lo que es necesario educar a la población sobre la importancia de donar órganos y tejidos para salvar vidas. No podemos permitir que la piel que podría salvar vidas se convierta en alimento para bacterias en una tumba.

Panorama / Erika N.Arias

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